Estamos viendo como los poderosos del mundo apoyan el exterminio de un pueblo en un acto de inhumanidad, de crueldad, de perversión, nunca antes visto. Los gobiernos, que podrían unirse y aislar al Estado genocida, miran para otro lado, o hacen tibias declaraciones, por temor a perder los convenios comerciales, para los que pueden frenar esta matanza, es más importante la economía que las vidas de millares de personas, sobre todo de millares de niños.
Los pueblos se levantan, salen a las calles , se manifiestan, claman, esperando que sus gobiernos hagan lo mismo, pero no hay respuesta.
Cómo es posible tanta insensibilidad, tanta falta de humanidad, de amor. Cómo no les duele ver las imágenes del horror que se vive en Gaza, allí nadie está seguro, los objetivos son claros, el gobierno sionista quiere borrar a los palestinos y, para ello, tiene como blancos a civiles, sobre todo a niños, a bebès, a mujeres, para que no haya posibilidades de supervivencia, y, a cualquiera que quiera prestar ayuda humanitaria. Esto supera toda crueldad humana que se haya visto antes
Están destrozando el alma de la humanidad, cómo no se dan cuenta, que, en cada niña y niño palestino que matan, van matando la humanidad.
Somos millones los que clamamos, los que gritamos, los que suplicamos, paren el genocidio, basta de muerte y destrucción, alguien tiene que parar a ese monstruo y a su estado genocida.